En la vida todo son decisiones. Tomamos decisiones insignificantes, como la ropa que nos vamos a poner o la marca de la pasta de dientes, y decisiones fundamentales, como la pareja que vamos a tener o el oficio al que nos vamos a dedicar. Cada acto que realizamos es consecuencia de una decisión. Incluso aquellas cosas que hacemos dejándonos llevar por las circunstancias o aquellas otras que dejamos que tomen los demás, también son consecuencia de la decisión de no tomar las riendas de nuestra vida. Todo acto tiene una consecuencia, toda decisión tiene un efecto.
Las respuestas emocionales también. Esto es más difícil de comprender por la mayor parte de las personas, porque tienen la convicción de que pueden controlar todos los aspectos racionales de su vida, tomar libremente decisiones sobre su familia, su trabajo o la ocupación de su tiempo libre, pero que no tienen el control de sus emociones. Es como si las emociones funcionaran por libre, a su antojo. Es como si las emociones no formaran parte de nosotros mismos y tuvieran vida propia.
Hay tantas realidades como formas de verlas. No hay realidades emocionales que no estén en nuestras mentes. Nuestras respuestas emocionales dependen también de nuestras decisiones. Tu realidad emocional es la que tú decidas que sea. Si decides que tus emociones son autónomas de tu voluntad, entonces eso es lo que te encuentras, que tus emociones se desatan de forma incontrolada. Si decides que tus emociones forman parte de ti mismo y que tú eres el responsable de tus sentimientos, entonces eso es lo que te encuentras, que tus respuestas emocionales dependen de lo que tú decides que sea tu realidad interna.
El psicoanálisis nos ha transmitido la idea de que las emociones explotan en un inconsciente terrorífico ajeno a nosotros. El conductismo nos habla de una caja negra, en la que entran unos estímulos y salen emociones, pero no nos explican qué ocurre en el interior de la caja. Ahora sabemos que el inconsciente no es tan ajeno a nuestras decisiones y también sabemos lo que ocurre en el interior de la caja. En el interior de la caja se producen procesos de pensamiento, y el pensamiento está basado en cómo elaboramos la realidad.
He repetido muchas veces en estas reflexiones que lo que caracteriza al ser humano es la posibilidad de elección, que cuando actuamos como robots perdemos esa condición y nos acercamos a las máquinas. Si no tuviéramos la posibilidad de elegir nuestras respuestas emocionales estaríamos abocados a ser autómatas, viviríamos en un cuerpo lleno de engranajes, servomecanismos y circuitos integrados.
Lo inteligente es saber que podemos buscar alternativas a la realidad que existe en nuestras mentes, utilizar la creatividad para encontrar opciones emocionales que no nos perjudiquen. Puedes elegir el color de tu camisa. Puedes elegir también sentirte de una manera o de otra. Todo depende de cómo te relacionas con la realidad que existe sólo en tu mente.
Es difícil imaginar cómo será la vida sobre la Tierra dentro de mil años. Pero lo que sí es seguro es que dentro de mil años, si el ser humano sigue sobre la Tierra, todo habrá cambiado, excepto que seguirán existiendo las mismas emociones. Usar la inteligencia no es sólo tomar decisiones racionales, es también tomar decisiones sobre la realidad de nuestras emociones.
por Ricardo Ros
domingo, 5 de agosto de 2007
Sobre lo que ocurre dentro de una caja negra
miércoles, 1 de agosto de 2007
7 pasos para la autoaceptación y el crecimiento personal
Básicamente los pasos de cara a potenciar la autoestima podrían ser los siguientes:
1. Identificar el problema: es fundamental saber en todo momento qué es lo que me está sucediendo, qué me altera el estado de ánimo y qué es aquello que me hace recaer una y mil veces en los mismos errores. La identificació
2. Estar dispuesto y preparado para aceptar ayuda de los demás: nadie es totalmente autosuficiente y por lo tanto no puedo saber todo ni estar en todo. Por ello cuando no sé encontrar una solución a un problema personal o laboral tengo que estar preparado para aceptar la ayuda que otras personas puedan ofrecerte. Pero esta ayuda no va a ser como nosotros esperamos, porque llega en el momento oportuno y de una forma que no tal y como nos gustaría muchas veces, pero que en cualquier caso es buena para nosotros, a veces mucho mejor de lo que pensamos.
3. Aceptar más que esperar: esto significa que el ser humano siempre está intentando anticiparse a los acontecimientos y cuando no son tal y como uno espera se siente defraudado y abatido por las circunstancias. Aceptar significa estar viviendo el presente, esperar significa estar viviendo en el futuro. No puedo ser feliz ni creer en mí mismo si estoy siempre esperando a que ocurran determinadas circunstancias, por ejemplo, no puedo esperar a sentirme bien cuando consiga estar con la persona amada, no puedo esperar a gustarme cuando consiga el físico que me he propuesto, no puedo empezar a vivir cuando consiga sacarme la carrera que me he planteado, tengo que empezar a vivir ahora y sólo así lograré mis objetivos o podré disfrutar de lo que tengo aunque no lo consiga.
4. Para poder estar bien conmigo mismo, tengo que aprender a estar solo y sentirme como si estuviese acompañado: hoy día nos pasamos la vida huyendo de la soledad y del silencio. Si estoy solo en casa llamo a alguien o salgo corriendo para no sentirlo, o en su defecto pongo la tele o la radio para que me acompañen. Pero llenando mi vida de ruido, es como si estuviese huyendo de mí mismo, porque sólo cuando puedo permanecer sin compañía y sin necesitarla es cuando puedo pensar en quién soy y descubrir algo en mí que había estado luchando por salir y que el ruido y la gente no le habían dejado, esto es, MI PROPIO YO.
5. Sólo cuando sé quien soy puedo aceptarme tal y como soy y puedo apoyarme en mis puntos fuertes para superarme: la pregunta de ¿y tú cómo te describirías?
6. Cuando sé quién soy puedo enfrentarme a mis miedos, resolver mis problemas, buscar alternativas y no hundirme en los fracasos, porque sé cuáles son mis fortalezas y cuáles son mis límites y al asumirlos soy capaz de luchar ante cosas que antes podían parecerme impensables
7. Cuando confío en mí, también tengo que ser capaz de buscar más alternativas y esto quiere decir que si me encuentro en un problema ante el cual no sé encontrar una solución porque las estrategias por mí probadas no dan resultado, tengo que arriesgarme a probar algo completamente distinto aún a riesgo de estrellarme, confiando en que si me caigo podré volver a levantarme y que peor que caer es estancarse en algo y no continuar avanzando en la vida.
Estos serían los siete pasos fundamentales que trabajando individualmente en ellos y profundizando servirían de base para continuar con nuestro crecimiento personal y para fortalecer nuestra autoestima, que es como los cimientos de una construcción, es decir: sin ella no hay nada.
María Jesús Adán Meléndez
Directora del Centro Psicológico Adán
centro@psicoadan.
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