viernes, 13 de junio de 2008

Novedades en la hipoteca inversa 2

Los gastos asociados
- Imagen: Tracey -

La contratación de la hipoteca inversa conlleva una serie de gastos que asume el propietario de la vivienda. Es un desembolso que se suma al importe del préstamo, y el usuario no tendrá que adelantarlo, a excepción del importe de tasación que, de media, suele costar 400 euros. Las entidades financieras cobran, además, unos intereses por prestar este dinero que suelen oscilar entre el 5,7% y el 6,8%.

A estos gastos hay que sumar la gestión administrativa, y la contratación de un seguro de rentas vitalicias diferidas cuya prima se paga en el momento en que se suscribe la hipoteca inversa. Es una manera de garantizar que el firmante contará con una renta hasta el final de su vida; dependiendo de la entidad, este seguro puede ser obligatorio u optativo. Como la persona que contrata la hipoteca inversa sigue siendo la propietaria de la vivienda, tiene que hacer frente a todos los gastos que ésta genere como el mantenimiento, la conservación o el pago de impuestos. Pero al ser el dueño, cuenta con la posibilidad de percibir ingresos adicionales si desea alquilarla, con lo que las rentas obtenidas serían mayores. Es una opción a la que acuden algunos ancianos que ingresan en residencias, se van a vivir con familiares o cuentan con otro domicilio propio.

El firmante de la hipoteca inversa puede alquilar la vivienda pues conserva la propiedad de su casa

Debido a la complejidad de este producto y para velar por transparencia y la protección de los clientes, la Ley que modifica la Regulación del Mercado Hipotecario establece la obligación de que las entidades que concedan hipotecas inversas "suministren servicios de asesoramiento independiente a los solicitantes de este producto, teniendo en cuenta la situación financiera del solicitante y los riesgos económicos derivados de la suscripción de este producto. Dicho asesoramiento independiente deberá llevarse a cabo a través de los mecanismos que determine el Ministro de Economía y Hacienda". Sin embargo, todavía no se han establecido las condiciones, forma y requisitos para la realización de estas funciones de asesoramiento.

Otra de las novedades que introduce la nueva ley es que la hipoteca inversa no sólo se puede hacer sobre la vivienda habitual, sino que está permitido utilizar cualquier tipo de inmueble, aunque en este caso no contará con las ventajas fiscales que otorga la ley. Esto da más libertad a las personas mayores, que pueden seguir disfrutando de las rentas que les da otro inmueble, tener su piso en propiedad para utilizarlo de la manera que deseen y dejárselo a sus herederos libre de cargas.

Cuando se produce el deceso del último de los beneficiarios, los herederos no pierden el derecho sobre la propiedad de la vivienda, pero la reciben con las deudas del propietario. En este caso pueden optar por pagar, con intereses, el dinero que mensualmente han ido recibiendo los dueños del piso -padres, abuelos, tíos...- de quienes han heredado, pueden firmar una nueva hipoteca sobre el inmueble, o tienen la posibilidad de venderla y quedarse con el dinero restante tras saldar la deuda contraída con la entidad bancaria. A menudo, el simple hecho de conservar un patrimonio que ha pertenecido a la familia hace que los herederos prefieran pagar el resto de la deuda y seguir con la propiedad del piso. Aunque esto también depende, obviamente, de la cantidad de dinero a la que se deba hacer frente.
Reticencias habituales

El hecho de no poder dejar el piso sin cargas a los herederos es uno de los factores que más reticencias provocan entre las personas mayores a la hora de contratar una hipoteca inversa. No en vano, van a ser sus hijos o nietos quienes paguen las rentas que la persona mayor reciba si deciden quedarse con la casa. El objetivo de muchas de estas personas que han trabajado durante toda su vida es dejar a sus hijos el fruto de su trabajo, que a menudo se traduce en el piso. Además, supone desprenderse de una vivienda adquirida con esfuerzo y en la que la familia ha pasado gran parte de su vida.

La hipoteca inversa se puede hacer sobre cualquier tipo de inmueble, aunque si no es la vivienda habitual no contará con las ventajas fiscales que da la ley

También es frecuente que sean los hijos quienes decidan o, al menos, intenten aconsejar a los propietarios del piso sobre los beneficios o inconvenientes que puedan obtener de la hipoteca inversa. Los futuros herederos, en ocasiones, sólo miran sus propios intereses y hacen todo lo posible para que la persona mayor siga viviendo en las mismas condiciones con el único objetivo de preservar el inmueble para poder heredarlo sin cargas. Otras veces, sin embargo, la reacción de los hijos es la contraria: animan a sus padres a contratar la hipoteca inversa para que vivan el resto de su vida de una manera más holgada y puedan darse los caprichos de los que no han podido disfrutar durante años.


DESCONFIANZA HACIA LA HIPOTECA INVERSA

La mitad de los españoles mayores de 65 años nunca contrataría un producto financiero que tuviese como garantía su vivienda, como la hipoteca inversa. Estos datos se reflejan en un estudio realizado por el Centro de Análisis Económico y de la Política Social de la Universidad de Barcelona, y presentado por la Fundación Edad y Vida. Según este estudio, el 30,3% de los mayores contratarían uno de estos productos solamente si pasaran por graves dificultades económicas.

Las causas principales que explican estos datos son la arraigada cultura de la herencia existente en España -la gran mayoría de los encuestados pensaba dejar bienes a sus herederos-, la falta de información o el hecho de que prefieran completar sus pensiones con sus propios ahorros o con la ayuda de sus familiares. El grupo de edad comprendido entre los 50 y los 64 años tiene, según este estudio, una mayor predisposición a contratar una hipoteca inversa en caso de necesidad. Entre los futuros mayores, el porcentaje de personas que no firmaría en ningún caso este tipo de productos desciende al 38,1%. Del informe también se desprende que tres de cada cuatro personas mayores de 50 años prefieren envejecer en su vivienda que hacerlo en una residencia o en casa de familiares.

La Fundación Edad y Vida destaca la necesidad de desarrollar mecanismos de comunicación específicos, en los que intervenga la Administración, que promuevan la confianza en estos productos financieros, ya que la falta de información aumenta a medida que lo hace la edad de los encuestados.
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