Desde mi más tierna infancia
Me ha gustado contar historias,
Reales y ficticias.
Y no era en absoluto consciente
De que contar historias me iba a dar
facilidad de palabra,
Y de que sería de tremenda ayuda
Después de iluminarme.
Mucha gente se ilumina,
Pero no todos se convierten en Maestros
Por la sencilla razón
De que no saben expresarse bien,
No pueden transmitir lo que sienten,
no pueden comunicar
Lo que han experimentado.
Ahora bien, en mi caso
Fue algo accidental,
y creo que debe de haber sido accidental
en esas pocas personas
que se convirtieron en Maestros,
Porque no existe un cursillo
educacional para esto.
Y sólo lo puedo decir con seguridad
En mi caso.
Cuando llegó la iluminación,
No pude hablar durante siete días;
El silencio
era tan profundo que ni siquiera surgió la idea
De decir algo sobre ello.
Pero después de siete días,
Poco a poco, a medida que me iba
acostumbrando al silencio,
A la beatitud y a la dicha,
El deseo de compartirlo –
Un gran anhelo por compartirlo con aquéllos
a los que amaba-
fue algo muy natural.
Comencé a hablar con la gente
Con la que, de alguna manera,
Tenía algo que ver, con los amigos.
Les había estado hablando a estas personas
durante años
hablándoles de todo tipo de cosas.
Por eso no me fue muy difícil
Empezar a hablar
de la iluminación;
Aunque me llevó años refinar
Y traer a las palabras,
Algo de mi silencio,
Algo de mi alegría.,,
Osho- "Autobiografía de un Místico Espiritualmente Incorrecto"
Afilando la Espada Pág. 59
Gracias a mi hermana Sonia por compartir esta nota
miércoles, 9 de abril de 2008
Afilando la Espada - Osho
Publicado por
Mario Amieva Balseca