He oído esto: un buhonero fue detenido y llevado a juicio. Vendía sin permiso. Era nuevo en la ciudad, pero sabía que hacía falta un permiso. Había algunas otras personas ante el magistrado; tres mujeres que también habían sido detenidas. Eran prostitutas que carecían de permisos. Realmente, éste es un mundo maravilloso: los gobiernos emiten permisos hasta para la prostitución. Fueron detenidas sin sus permisos, de modo que el magistrado le preguntó a
la primera mujer:
-¿Qué dices? ¿Quién eres y qué haces?
-Soy modelo -respondió.
Mentía. El magistrado la sentenció a treinta días de trabajos forzados.
Le preguntó a la segunda mujer.
-Se debe haber cometido un error. Es un error que me hayan detenido; soy actriz.
El magistrado la condenó a sesenta días.
Miró a la tercera mujer. Ésta dijo:
-Señor mío, soy una prostituta.
El magistrado no podía creer que una prostituta fuese tan veraz, que nadie pudiese confesar con tanta veracidad.
-La autenticidad se ha vuelto tan rara que me has conmovido. Nunca encontré a nadie que diga la verdad. Ve, te perdono. No te castigaré en modo alguno.
Llegó entonces el turno del buhonero. El magistrado preguntó:
-¿Qué hacías?
-Seré franco: yo también soy una prostituta.
Eso es lo que ocurre: caras, caras falsas en todas partes, engaño.
Ni siquiera eres consciente de cómo engañas ni de a quién engañas.
No hay a quien engañar; te engañas a tí mismo al tratar de escapar, al tratar de esconderte.
Osho-Un Pájaro al Viento.
Págs. 89,90
viernes, 28 de septiembre de 2007
Un pájaro al viento
Publicado por
Mario Amieva Balseca