Una anciana mujer china tenia dos grandes vasijas, cada una en el extremo de una vara que colgaba de su cuello.
Por dos años esto estuvo sucediendo, con la mujer trayendo solo vasija y media de agua. Desde luego, la vasija perfecta estaba orgullosa de sus logros, mas la otra estaba avergonzada de su imperfección, sintiéndose miserable de que solo podía hacer la mitad de lo que se esperaba hiciera.
Después de dos años de percibida amarga falla, hablo con la anciana cuando estaban por el arroyo: “Estoy avergonzada de mí, porque por la grieta en mi costado se cae el agua hasta llegar a tu casa."
La anciana sonrió, "¿Te has fijado en que hay flores a tu lado del camino, mas no en el lado de la otra vasija?”Eso es porque siempre sabido de tu defecto, así que planté semillas de flores en tu lado del camino, y cada día mientras regresamos a casa, tu las riegas."
"Durante dos años he podido recoger estas hermosas flores para decorar mi mesa. Sin ti siendo exactamente como eres, no habría esta hermosura embelleciendo mi casa."
Cada uno de nosotros tiene una particularidad. Y son las grietas y los defectos que tenemos lo que nos hace que vivir juntos sea tan interesante y gratificante. Solo tienes que tomar a cada persona por lo que son y ver lo bueno que hay en ellos.
Así, que amigos, tengan un gran día y recuerden oler las flores del camino.
Esta historia me la compartió mi amigo Joel Gómez de Toluca, México