¿Cuál es la fórmula para el éxito? ¿Cuál es el método definitivo para dejar todos nuestros obstáculos detrás y avanzar en pos de la felicidad y una sensación de realización? Numerosas teorías e ideas han sido impuestas, pero hasta el día de hoy nada con el ímpetu de la innegable Ley de la Atracción.
Lo que hace a este principio de la mente y el espíritu distinto de cualquier otro postulado psicológico o humanista es su carácter absolutamente empírico, su basamento entero en la física, siendo el concepto que se erige en el punto último de unión entre el mundo intangible de las ideas y el mundo material de la causa y el efecto medibles.
La ley de la Atracción explica sin lugar a dudas que una persona, gracias al poder de su pensamiento, es capaz de manejar la carga magnética de sus ideas y así provocar que cualquier cosa
Transformar la Enfermedad en Iluminación
Si alguien está gravemente enfermo y acepta completamente su condición y se rinde a la la enfermedad, ha renunciado a su voluntad de regresar a la salud. La determinación de luchar contra la enfermedad no existe más. La renuncia es la aceptación interior de lo que es sin ningún tipo de reservas. Estamos hablando sobre tu vida este instante, no de las condiciones o las circunstancias de su vida, no de lo que llamamos su situación en la vida. Hemos hablado de esto Ya. Con respecto a la enfermedad, esto es lo que significa. La enfermedad es parte de tu vida. Como tal, tiene un pasado y un futuro. Pasado y futuro forman un continuo ininterrumpido, A menos que la fuerza redentora del Ahora se active a través de su presencia consciente. Como tú sabes, bajo las diversas condiciones que hacen a tu situación en la vida, que existe en el tiempo, hay algo más profundo, más esencial: Tu vida, algo muy localizado en el eterno Ahora. Como ya no hay ningún problema en la actualidad, no hay enfermedad tampoco. La creencia en una etiqueta que alguien atribuye a su condición mantiene la condición en el lugar, la faculta, y hace una realidad aparentemente sólida, de un desequilibrio temporal. Le da no sólo realidad y solidez sino también una continuidad en el tiempo que no tenía antes. Por concentrárse en este instante y que la abstención de etiquetado mental, la enfermedad se reduce a uno o varios de estos factores: dolor físico, debilidad, incomodidad o incapacidad. Eso es lo que tú entregas al ahora. Tú no renuncias a la idea de “enfermedad.” Deja que el sufrimiento provea la fuerza en el momento actual, en un estado de intensa y consciente presencia. Utilísalo para la iluminación. Entrega no transformar lo que es, por lo menos no lo es directamente. La entrega la transformas tú. Cuando estás transformado, todo tu mundo se transforma, porque el mundo es sólo un reflejo. Si miraste en el espejo y no te gustó lo que viste, tendrías que ser loco para atacar a la imagen en el espejo. Eso es precisamente lo que tienes que hacer cuando te encuentras en un estado de no-aceptación. Y, por supuesto, si la imagen ataca, ataca de nuevo. Así es como se cambia el mundo. La enfermedad no es el problema. Tú eres es el problema. Cuando tú estás enfermo o discapacitado, te sientes frustrado, de alguna manera, te sientes culpables. No culpo a la vida para tratar injustamente a la gente, pero si te puedo culpar por no poner suficiente resistencia. Por no pensar en el Ahora. En el poder del ahora, De atraer lo que es lo mejor para ti. Es simple. Todo lo que eres es esa resistencia! Si tienes una enfermedad importante, utilisala entonces para la iluminación. Todo lo “malo” que sucede en la vida – vamos a utilisárlo para la iluminación. Retira el tiempo de la enfermedad. No le des fuerza al pasado o al futuro. Da toda la fuerza a los intensos momento del presente de concienciación y veremos qué pasa. Conviertete en un alquimista. Transmuta metales en oro, el sufrimiento en la conciencia, El desastre en la iluminación. ¿Estás gravemente enfermo y ahora te sientes enojado sobre lo que acabo de decir? Ello es una clara señal de que la enfermedad se ha convertido en parte de tu sentimiento de autoestima y de que está ahora en complicidad con la protección de tu identidad, así como la protección de la enfermedad. La condición es que lo llamado “enfermedad” no tiene nada que ver con que lo que tú realmente eres.
Todo es del color del cristal con que se mira…
palabras de un célebre refrán y determina que la realidad es según cómo la veamos. No es que sea así, ES como la queremos ver. Y definitivamente el filtro que utilicemos es el que nos devolverá la imagen que está frente a nosotros. Ese filtro del que hablamos generalmente es un estado de ánimo, permanente o transitorio muchas veces tamizado por el nivel de autoestima que tengamos. Si una persona se encuentra molesta, por ejemplo, podrás pensar que es por tu culpa, que tú cometiste un error y te responsabilizas por el malestar de esa persona. Pensamientos negativos reforzados por una autoestima baja que atraen como un imán más de lo mismo. Pero si le cambiamos el filtro y reconocemos a la otra persona como la autora de su propio malestar y la única responsable del mismo, entonces definitivamente la situación es otra. Tú no asumes un papel que no te corresponde; estás tranquilo y quizás hasta puedas ayudar a ese ser a recuperar la calma.
Todo es cuestión de saber encontrar lo que está diciéndo nuestro interior y cambiar para mejorar nuestra realidad. La que nosotros debemos crear para nuestro bienestar, y no para complacérnos en una desastrosa auto flagelación. Estamos hablando de la famosa ley de la atracción.
Cada pensamiento es una creación. Nace de uno, se va a hacer lo que se le ordene y tarde o temprano regresa a su creador, corregido y aumentado. Imagína entonces que cada vez que tienes un pensamiento negativo estas creando a unos monstruitos que buscarán su alimento en energía negativa… en las malas vibraciones… y luego regresarán a casa… con sus indeseables invitados.
Esto me lleva al tema principal de hoy, que es la forma en que estos principios y acciones (la actualmente muy fuerte “Ley de la Atracción” por ejemplo) son encuadrados por la psicología clásica en un rótulo algo delicado: El Pensamiento Mágico. Este concepto no es nuevo, es más, se trata de uno de los enunciados más célebres de la ciencia de la mente, y afirma que en muchos casos (patología, etc.) se reproduce el tipo de pensamiento que predominaba durante nuestros primeros años de vida, según lo cual, como el bebé, no nos atenemos a las leyes de la física más elementales, sino que podemos hacer que algo suceda con la fuerza de nuestro deseo, de nuestra mente. Como el bebé, que piensa que la aparición del pecho materno cuando tiene hambre es el resultado de sólo habérlo querido así.
A este firme concepto de la ciencia le decimos “sí”. No vamos a discutir con tantos años de tradición en el estudio de la mente. En efecto, nociones como la de la Ley de Atracción corresponden al denominado pensamiento Mágico, pues en nuestra doctrina afirma que nuestro pensamiento atrae otros pensamientos y cosas, y que genera efectos físicos y metafísicos en la realidad exterior. ¿Acaso al creer en la Ley de la Atracción estamos teniendo una regresión a nuestra infancia prematura? La respuesta es sí. Sin embargo, el punto aquí en principalmente poder comprender que a esta altura de los hechos (y de la vida de cada uno de nosotros) nos hemos dado cuenta de que es absolutamente legítimo pensar que es en realidad el deseo del bebé lo que materializa el pecho de su madre, y que el mundo no físico puede tener consecuencias muy directas y tangibles sobre el físico. Por eso nos jactamos de usar el pensamiento Mágico, pues aunque no estamos en el ámbito de la religión - donde este pensamiento es el rey de todas las funciones de la mente- ha sido comprobado por miles de personas de qué manera el paradigma de un mundo que termina en lo físico queda pequeñísimo cuando tiene que describir la realidad. Nosotros queremos que nuestro espíritu trabaje como el de un niño pequeño, porque ahí yace la pureza máxima.
Somos una extensión física de aquello que no es físico.
Todo Lo Que Es, o Dios, no está terminado ni esperando que ustedes lo encuentren. Ustedes son una experta guía del pensamiento, buscando más aquí: más de todo eso que los haga sentír bien, más de aquello que es nuevo y glorioso y elevado. (Están, en esencia, trayendo el cielo a la tierra.)
Están aquí en este cuerpo debido a que eligieron estar aquí.
Querían tener la oportunidad de experimentar este delicioso contraste en el tiempo y el espacio, y con gran anticipación vinieron a co-crear con otros seres buscadores de alegría, para sintonizar el proceso del pensamiento deliberado. (Qué, cómo, dónde y con quién, son también sus selecciones.)
La base de su vida es Libertad; el propósito de su vida es Alegría.
Ustedes son creadores; crean con cada pensamiento. A menudo crean con descuido, pues obtienen aquello en lo que concentran su atención, sea que lo quieran o no lo quieran, pero saben por la manera como se sienten si están obteniendo (creando) aquello que quieren, o están creando aquello que no quieren. (¿Dónde enfocan su atención?)
Pueden tener o hacer cualquier cosa que se imaginen.
Cuando se preguntan porqué lo quieren, se activa la esencia de sus deseos y el universo empieza a traérlos. Cuanto más intensidad tienen sus pensamientos positivos, más rápidamente les llega lo que han deseado. (Es tan fácil crear un castillo como crear un botón.)
Escogen sus creaciones mientras van escogiendo sus pensamientos.
Sus amorosos seres interiores les ofrecen guía en forma de emoción. Si piensan mucho en algo que quieren o no quieren, sentirán una emoción que quieren, o que no desean sentir. Elijan cambiar el pensamiento y como resultado cambian la emoción y la creación. (Hagan más selecciones cada día.)
El universo los adora; pues sabe vuestras más amplias intenciones.
Vinieron a la tierra con magníficas intenciones, y el universo constantemente los guía en el sendero que han elegido. Cuando se sienten bien, en ese momento, están permitiendo conectarse con lo que se han propuesto desde su perspectiva más amplia. (Ustedes son espíritus encarnados.)
Descansen en su propio bienestar natural. Todo está bien. (¡Realmente lo está!)
La esencia de todo aquello que aprecian fluye constantemente en su realidad. Cuando encuentran más cosas que aprecian, ese estado de apreciación abre más avenidas para que sientan más apreciación por muchas más. (De la manera como piensan es como vibran. De la manera como vibran es como atraen.)
Ustedes son creadores con su manera de pensar en un sendero propio único de alegría.
Nadie puede limitar hacia donde dirigen su propio pensamiento. No existen límites para el gozoso viaje hacia la experiencia. En el sendero de su propia felicidad descubrirán todo lo que quieren ser, hacer o, tener. (Permitiendo que otros tengan sus propias experiencias, les permite a ustedes experimentar las suyas.)
Las acciones que ejecuten y el dinero que intercambien se derivan de su propio foco de alegría.
En ese viaje deliberadamente alegre, sus acciones estarán inspiradas, sus recursos serán abundantes y sabrán por la manera como se sienten que están cumpliendo la razón de su vida. (La mayoría piensa que esto es al revés, por lo tanto la mayoría siente poca alegría con sus acciones o sus posesiones.)
Pueden apropiadamente dejar su cuerpo sin necesidad del dolor o enfermedades.
No necesitan atraer enfermedades o sufrir y tomar eso como una excusa para irse. Mientras ustedes llegan, se quedan o se van, su estado natural es saludable y de bienestar. (Son libres de elegir que sea de otra manera.)
No pueden morir; su vida es eterna.
En el estado de gracia, pueden elegir descansar y permitir una suave transición de regreso a su estado no-físico de pura Energía positiva. El estado natural de ustedes es para Siempre. (Disfruten todo esto. Ilumínense! Nada de lo que hagan estará mal.)
PD. No es necesario que otra persona comprenda las Leyes del Universo o los procesos que estamos ofreciendo aquí con el objeto de que tengan una Experiencia de Vida maravillosa, feliz y productiva, pues ustedes son los que atraen su experiencia.
jueves, 8 de noviembre de 2007
Para poner en práctica la Ley de la Atracción
Publicado por
Mario Amieva Balseca