Cada vez que el mundo llame a tu puerta y te llame, sal al exterior. Sal sin miedo. No hay nada que perder y puedes ganarlo todo, pero no te pierdas. No salgas y te pierdas. Vuelve a casa de vez en cuando. Olvídate a veces del mundo; hay momentos para la meditación.
Cada día, si quieres estar equilibrado, debes equilibrar lo exterior y lo interior. Deben pesar lo mismo, para que nunca quedes descompensado por dentro.
A esto se refieren los maestros Zen cuando dicen:
" Camina por el río, pero no dejes que el agua te toque los pies".
viernes, 21 de marzo de 2008
Camina por el río, pero no dejes que el agua te toque los pies
Publicado por
Mario Amieva Balseca