lunes, 7 de enero de 2008

Permanece vulnerable, receptivo, abierto.

Todo lo que hayas aprendido, des-apréndelo, olvídalo, abandónalo. Muévete en el interior de forma inocente, como un niño, sin astucia, sin sagacidad, con inocencia y confianza infantil, sin pensar en que alguien te va a atacar. No hay nadie; no te sientas pues inseguro y no hagas ningún preparativo para defenderte. Permanece vulnerable, receptivo, abierto. Esto es lo que shrada -confianza- significa.

La duda es necesaria en el exterior porque el otro está allí. Puede que esté pensando en engañarte, por eso has de dudar y ser escéptico. Interiormente, no se necesita ni dudar ni ser escéptico. No hay nadie ahí para engañarte. Puedes ser simplemente como eres. Por eso todo el mundo sustenta esta actitud guerrera, pero no es necesaria. Es un obstáculo, el mayor obstáculo. Déjalo afuera. Puedes tomar como referencia que todo aquello que se necesita en el exterior, se convertirá en un obstáculo en el interior. Sea lo que sea; lo afirmo sin condiciones. Y has de intentar lo contrario.

Si la duda ayuda en la investigación científica del exterior, entonces la fe te ayudará interiormente en la indagación religiosa. Si la agresividad ayuda en el exterior, en el mundo del poder, del prestigio, de los demás, entonces la no-agresividad te ayudará dentro. Si la astucia, la mente calculadora, ayuda en el exterior, entonces la mente inocente, no calculadora, infantil, ayudará en el interior.

Recuerda esto: todo aquello que ayude en el exterior, interiormente funciona en modo inverso. Lee pues el Príncipe de Maquiavelo. Este es el camino hacia la victoria exterior. Y simplemente haz lo contrario del Príncipe de Maquiavelo, y alcanzarás lo interior. Pon a Maquiavelo cabeza a bajo, y se convertirá en Lao Tse; simplemente en shirshasan, cabeza abajo. Maquiavelo puesto cabeza abajo se convierte en Patanjali. Lee pues su Príncipe; es hermoso, es la descripción más clara para obtener la victoria exterior. Y luego lee el Tao Te King de Lao Tse, o los Yoga Sutras de Patanjali, o el Dharmmapada de Buda, o el Sermón de la Montaña de Jesús. Son sencillamente lo opuesto, lo contrario, lo inverso.

Jesús dice, "Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la Tierra"; los mansos, los débiles, los inocentes, los que no son fuertes en ningún sentido. "Bienaventurados los pobres porque ellos entrarán en el Reino de mi Dios". Y Jesús lo aclara muy bien: "pobres de espíritu". Aquellos que no reclaman nada. Los que no pueden decir, "Yo tengo esto". No poseen nada: ni riqueza, ni conocimiento, ni poder, ni prestigio. No poseen nada; son pobres No pueden reclamar, "Esto es mío".

Nosotros seguimos reclamando, "Esto es mío, eso es mío. Cuanto más exijo, más siento que «yo soy»". En el mundo exterior, cuanto mayor es el territorio de tu mente, más grande eres tú. En el mundo interior, cuanto menor es el territorio de la mente, más grande eres tú. Y cuando el territorio desaparece por completo y te has convertido en un cero, entonces eres lo máximo, entonces eres el ganador, entonces has obtenido la victoria. Las actitudes guerreras: la lucha, el esfuerzo, el estricto cumplimiento de estrictas reglas, de regulaciones, el calcular, el planear... Esta mente la llevamos dentro porque lo hemos aprendido así y no conoces nada más. De ahí,
la necesidad de un Maestro. Si no, continuarás con tus métodos, que allí son completamente absurdos.

De ahí, la necesidad de la iniciación. "Iniciación" significa alguien que puede mostrarte el camino por el que nunca has viajado, alguien que puede proporcionarte a través suyo un vislumbre de un mundo, de una dimensión, que te es absolutamente desconocida. Eres casi ciego respecto a ella. No puedes verla porque los ojos solamente son capaces de ver lo que han aprendido a ver.

Si eres un sastre y vienes aquí, entonces no observarás las caras, observarás los vestidos. Las caras no significan mucho; con sólo observar el vestido conoces qué clase de persona hay ahí. Sabes un lenguaje. Si eres un zapatero, ni siquiera necesitas observar el vestido; con los zapatos es suficiente. Y un zapatero, simplemente mirando por la calle sabe quién pasa por su lado, si es un gran líder -con sólo ver el zapato- si es un artista, un bohemio, un hippie, un rico, si tiene cultura, si es educado, o analfabeto, o un pueblerino. Sabe quién es con sólo mirar los zapatos porque un zapato te proporciona todas las pistas. El conoce el lenguaje. Si un hombre es un triunfador en la vida, su zapato tiene un brillo distinto. Si es un derrotado en la vida, el zapato es un derrotado. Entonces el zapato esta triste, nadie le cuida. Y el zapatero lo sabe. No tiene que mirar tu cara. Los zapatos le dirán todo lo que quiere saber.

Aprendemos de todo y luego nos apegamos a ello. Entonces eso es lo que vemos. Has aprendido algo y has invertido muchas vidas aprendiéndolo. Y ahora está profundamente enraizado, grabado. Se ha convertido en parte de tus células cerebrales. De modo que cuando te vas hacia adentro solamente hay oscuridad, vacío; no puedes ver nada. El mundo que conocías ha desaparecido. Es como si conoces una lengua y de repente eres transportado a una tierra donde nadie comprende tu lenguaje y tú eres incapaz de entender el lenguaje de los demás. Y la gente habla y parlotea y tú crees que simplemente están locos. Parece que hablaran giberish, y se asemeja a una gran algarabía porque no eres capaz de entender. Y parecen estar hablando demasiado alto.

Si puedes entenderlo, entonces todo cambia; te conviertes en parte de ello. Entonces deja de ser giberish, adquiere un significado. Cuando entras en tu interior sólo conoces el lenguaje del exterior. Dentro hay oscuridad. Tus ojos no pueden ver, tus oídos no pueden oír, tus manos no pueden sentir. Necesitas de alguien, alguien que te inicie, que lleve tu mano en su mano y te acompañe en este camino desconocido hasta que te acostumbres, hasta que comiences a percibir, hasta que veas alguna luz, hasta que te des cuenta de algo, cuando algo a tu alrededor adquiera un significado.

Una vez obtienes la primera iniciación, las cosas empiezan a suceder. Pero la primera iniciación es algo difícil porque es realmente un giro, un giro total. De repente tu mundo repleto de significados desaparece. Estás en un mundo extraño. No comprendes nada: adónde ir, qué hacer, y qué extraer de este caos. Un Maestro solamente significa alguien que lo conoce. Y este caos este caos interior, para él no es un caos; se ha convertido en un orden, un cosmos, y puede conducirte por él. "Iniciación" significa observar el mundo interior a través de los ojos de alguien. Sin confianza es imposible porque no dejarás que tu mano sea conducida, no permitirás que nadie te conduzca hacia lo desconocido. Y él no puede darte ninguna garantía. Las garantías no sirven. Diga lo que diga, has de confiar en ello.

Osho- Yoga La Ciencia del Alma. Vol.1 Págs. 164,166