lunes, 25 de junio de 2007

Las más pequeñas cosas pueden convertirse en barreras

Sucedió una vez que un hombre estaba enfermo. La enfermedad era que continuamente sentía que sus ojos se le saltaban y que sus oídos continuamente estaban sonando. Poco a poco se volvió loco porque las veinticuatro horas... No podía dormir, no podía hacer su trabajo.

Consultó a los doctores: un doctor sugirió: "Opérate del apéndice", así que se le operó del apéndice, pero no sucedió nada. Otro sugirió: "Hazte extraer los dientes", así que se le sacó todos los dientes y nada sucedió. El hombre simplemente envejeció, eso es todo. Entonces alguien sugirió que se le opere de las amígdalas. Hay millones de consejeros, y si comienzas a escucharlos te matarán. Así que se le operó de las amígdalas, pero no sucedió nada. Entonces consultó al mejor doctor conocido.

El Doctor diagnosticó y dijo: "No se puede hacer nada porque no se puede encontrar la causa. A lo más puedes vivir seis meses más. Y debo ser honesto contigo, porque todo lo que se pudo haber hecho ya se ha hecho. Ahora no se puede hacer nada".

El hombre salió del consultorio del doctor y pensó: "Si sólo me quedan seis meses de vida, entonces ¿por qué no vivirlos bien? -él era un tacaño, nunca había vivido. Así que ordenó el carro más grande y lujoso, compró un lindo bungalow, ordenó treinta ternos, incluso mandó a hacerse camisas a la medida.

Fue a un sastre, el sastre le midió, y dijo: "Mangas treintiséis, cuello dieciséis".
El hombre dijo: "No, quince, porque siempre he usado quince".
El sastre volvió a medir y dijo: "¡Dieciséis!".
El hombre dijo: "¡Pero siempre he estado usando quince!".
El sastre dijo: "Está bien, que se haga como quieras, pero te advierto, ¡se te saltarán los ojos y te sonarán los oídos!" -!y esa era toda la causa de su enfermedad!

Estás perdiéndote lo divino, no por grandes causas, ¡no! Sólo por un cuello talla quince -y los ojos no pueden verlo, están saltando; y los oídos no pueden oír, están sonando. Sencilla es la causa del hombre... que se ha vuelto adicto a pequeñas cosas.

Las cosas son muy pequeñas: aun si logras un reino, ¿qué es eso? Algo muy pequeño ¿Dónde están los reinos que existieron en la historia? ¿Dónde está Babilonia? ¿Dónde está Siria? ¿Dónde está el reino del faraón? Todos ellos desaparecieron, simplemente ruinas -y los reinos eran muy grandes. Pero, ¿qué se consiguió con ellos? ¿Qué logró Genghis Kan? ¿Qué logró Alejandro Magno? Todos los reinos son tan solo cosas triviales.

Y lo que te estás perdiendo no lo sabes -te estás perdiendo el reino de Dios. Aun si tienes éxito ¿qué conseguirás con ello? ¿A dónde llegarás? Mira a la gente con éxito, diagnostícalos: ¿a dónde han llegado? Observa a la gente que se sienta en los tronos del éxito: ¿a dónde han llegado? Ellos también están en busca de la paz mental -más que tú. Ellos también están con miedo y temblándole a la muerte, igual que tú.
Si observas detenidamente a tu gente de éxito, encontrarás que esos "dioses" también tienen pies de barro. La muerte se los llevará y con la muerte todos los triunfos desaparecen, toda la fama desaparece. Todo el asunto es una pesadilla: tanto esfuerzo, tanta desgracia, tanto esfuerzo -y nada se ha logrado. Y al final viene la muerte y todo desaparece como una burbuja. Y por esta burbuja aquello que es eternal se ha perdido.
Extraido de: OSHO-"Una semilla de Mostaza"