Caroline Myss nos insta a observarnos desde la luz de una interpretación energética y simbólica de nuestros actos y nos afirma que podemos hacer nuestro propio autodiagnóstico en la medida que seamos capaces de hacer conciencia del extraordinario mundo que está detrás de nuestros ojos. Ese es - según la autora - el camino para aprender la visión simbólica, el desarrollo de nuestra capacidad de utilizar la intuición para interpretar los símbolos de poder en nuestras vidas.
Y nos da una serie de directrices, que paso a enumerar:
1) Lo primero y principal es centrar la atención en aprender e interpretar simbólicamente los desafíos de la propia vida, encontrarles un sentido. Pensar y sentir como se conectan con nuestra salud. Prestar diariamente la atención a los desafíos que se nos presentan y al modo en que reaccionamos ante ellos. Debemos observar que es lo que nos hace perder poder y donde se siente la pérdida. Alude, obviamente, en que zona de nuestro cuerpo energético se experimenta, sobre qué chacra sentimos la pérdida, la lesión.
2) Considerarnos en todo momento seres energéticos y físicos a la vez. Nuestra parte energética registrará y trasmitirá todos nuestros pensamientos e interacciones. En este momento es cuando nuestra biografía se convierte en nuestra biología. Sugiere la conveniencia de evaluar - desde un punto de vista energético - a las personas, las experiencias y la información que permitimos entrar a nuestra vida. Y nos recomienda dejar de lado un patrón particular porque de esa manera obstaculizaremos la recepción de la información energética. Abiertos de mente y espíritu...
3) Adquirir el hábito de autoevaluarnos energéticamente. Detenernos a pensar - diariamente, en algún momento que podamos - sobre qué zona energética estamos sintiendo presión o malestar. Debemos aprender a percibir el estrés que se va acumulando en nuestro campo energético y debemos tomar medidas en ese plano.
4) De punto anterior, se desprende la capacidad de darnos cuenta cuando hay una fuga de energía. La pregunta de "- ¿Por qué estoy perdiendo energía?", debe ser respondida tanto por la mente como por el corazón. Debemos esforzarnos en ver más allá de los componentes físicos de una crisis.
La instrucción espiritual nos enseña a mantener el enfoque sobre nosotros mismos, no de modo egocéntrico, sino como una manera de manejar concientemente nuestra energía y nuestro poder. Así,
5) la quinta tarea consiste en averiguar qué nos quita poder, no quién. Comprender que la persona que parece estar agotándonos en realidad es una parte nuestra. Por ejemplo, si envidiamos a alguien, no importante no es esa persona, sino nuestro lado oscuro que se refleja en ella. En realidad esa persona es nuestra Maestra. Nuestra tarea consiste en aprender la lección que el maestro tiene para nosotros, en lugar de sentir resentimiento hacia el maestro. Si arribamos a la errónea conclusión de que determinada persona es la causa de nuestro agotamiento, ahí es cuando se desliza el miedo y la acusación. Necesitamos enfocar correctamente nuestro centro de poder y concentrarnos en él hasta que obtengamos una impresión del tipo de poder que esa persona tiene en relación a nosotros. Cuando fijemos la vista en la lección y no en el Maestro, habremos logrado un importante beneficio de visión simbólica: veremos como llega la verdad mediante el desafío o la dificultad.
6) Sanar el propio cuerpo o las dificultades de la vida, o desarrollar la visión simbólica, requiere práctica y atención. No podemos quedar en la mera observación. Hablar no sana; actuar sí. A veces debemos actuar drásticamente, separando de nuestras vidas aquello que enferma nuestro cuerpo y nuestra psiquis, nuestro espíritu. No es fácil, pero no es imposible.
7) Simplificar nuestra espiritualidad. Para eso, considera esencial, lo siguiente:
- Todas las circunstancias se pueden cambiar en un momento dado, y toda enfermedad se puede curar. Lo Divino no está limitado por el tiempo, el espacio ni los intereses físicos humanos.
- Sea consecuente: viva lo que cree.
- El cambio es constante. La vida pasa por fases de cambios difíciles y fases de paz. Aprenda a avanzar con la corriente del cambio en lugar de intentar impedir que ocurra.
- Jamás espere que otra persona le dé felicidad; la felicidad es una actitud y una responsabilidad interior y personal.
- La vida es esencialmente una experiencia de aprendizaje. Todas las situaciones, retos y relaciones contienen algún mensaje que vale la pena aprender o enseñar a otros.
- La energía positiva funciona con más eficacia que la energía negativa en todas y cada una de las situaciones.
- Viva el momento presente y practique el perdón a los demás.
No ganamos nada creyendo que el cielo "piensa y actúa" de forma compleja. Es mucho mejor, y más eficaz, aprender a pensar como piensa el cielo, en forma de verdades sencillas y eternas.
Con toda probabilidad hacemos la vida mucho más compleja que lo que tiene que ser. Conseguir salud, felicidad y equilibrio energético se reduce a centrar más la atención en lo positivo que en lo negativo, y a vivir de una manera espiritualmente coherente con lo
que sabemos que es la verdad.
Todos estamos hechos para aprender las mismas verdades y permitir que nuestra divinidad trabaje en nuestro interior y a través de nosotros; esta tarea es sencilla, aunque dista de ser fácil. Cada uno tiene decorados y personas diferentes en su vida, pero los desafíos que estos representan son idénticos para todos, como también lo son las influencias que esos desafíos ejercen en nuestro cuerpo y espíritu. Cuanto más capaces somos de aprender esta verdad, más podemos desarrollar la visión simbólica, la capacidad de ver más allá de las ilusiones físicas y de reconocer las lecciones que nos presentan los desafíos de la vida.
Lo anterior es extractado del libro "Anatomía del Espíritu", y en parte ha sido transcripto textualmente y otras - a los efectos de resumir - parafraseando a la autora.-