Si puedes cambiar tu percepción de las cosas, puedes también cambiar tus comportamientos y tu personalidad.
Había una vez un adolescente que no sabía cómo hacer para invitar a salir a la chica que le gustaba. Pero este adolescente era capaz de cambiar la percepción de las cosas. Se acercó a la chica y le dijo: "Si adivinas qué escondo en mi mano, esta tarde te invitaré al cine". La chica contestó: "escondes un elefante", y el chico le dijo: "Efectivamente, ¿cómo lo has adivinado?, tengo un elefante. Esta tarde pasaré a buscarte a las siete y media"
Esta historia describe cómo cambiando la percepción de algo podemos cambiar la manera en que pensamos. El chico fue capaz de cambiar el marco de pensamiento de la muchacha.
Esto es lo que hacen los buenos vendedores: presentan una información al cerebro del comprador y le despiertan interés sobre el producto. Le ayudan a cambiar su percepción y entonces redirigen sus pensamientos hacia la necesidad de comprar. Liderar es el mismo proceso. Podríamos decir que vender es liderar en un contexto comercial, y liderar es vender en un contexto social.
Si practicas y te haces experto en esto, puedes comenzar a controlar tu propio pensamiento. Es muy útil tener la capacidad de cambiar las propias percepciones, porque si eres capaz de ver las cosas de manera diferente, serás capaz de sacarle ventaja a muchas situaciones. La única forma de cambiar el comportamiento es cambiando la percepción. Si cambias la percepción, cambiarás el comportamiento.
A todos nos ha pasado alguna vez. Todos los días hacemos el mismo recorrido para ir de casa al trabajo. Un día y otro. Podemos ir casi con los ojos cerrados. De hecho caminamos (o conducimos si vamos en automóvil) como autómatas. Nuestros pensamientos están muy lejos de allí. El piloto automático de nuestro cerebro nos hace llegar a nuestro destino sin necesidad de pensar. Pero un día nos encontramos por sorpresa con una calle cortada por obras. Eh, un momento, esto no estaba en el guión. Tenemos que pensar una nueva ruta alternativa. Nuestro cerebro tiene que volver a pensar. Inmediatamente pensamos por dónde podemos llegar a nuestro trabajo utilizando otro camino. Los primeros días nos va a costar acostumbrarnos a la nueva ruta, porque nuestro cerebro va a tender a llevarnos por la antigua.
A veces, las rutas alternativas se convierten en mejores rutas que las originales. Simplemente no habíamos pensado sobre ello hasta entonces. Pero aunque seamos conscientes de que la nueva ruta es mejor alternativa que la original, nuestro cerebro va a tener muchas dificultades para aceptarlo. Seguirá erre que erre arrastrándonos una y otra vez hacia la ruta antigua. Nuestro cerebro prefiere las rutinas, los hábitos, las costumbres. A nuestro cerebro no le gustan las novedades, prefiere lo conocido. Lo dice el refrán: "Más vale malo conocido, que bueno por conocer". Nuestro cerebro es un incansable repetidor de procesos, vuelve una y otra vez por las sendas que ya tiene abiertas. Cuando el cerebro abre una nueva ruta neurológica como estrategia para solucionar algo, esa ruta se convierte, aunque esté llena de curvas y precipicios, aunque no sea la ruta más fácil y más económica, en la ruta preferente y única. Si dejamos que funcione el automatismo, todas las demás opciones desaparecen. Vía única.
¿Y cómo podemos cambiar eso? Para cambiar un automatismo, hay que pensar, hay que recuperar el control de nuestros pensamientos. Fíjate, si has seguido estas últimas reflexiones, ya tenemos dos herramientas poderosas: el cambio de percepción y la repetición de la nueva alternativa.
Para cambiar la percepción de algo y encontrar nuevas alternativas, puedes hacerte preguntas:
1) ¿Qué hace que tenga tantos gastos al final de mes? ¿Cómo puedo hacer para tener menos gastos?
2) ¿Qué hace que mis clientes rechacen este producto? ¿Cómo puedo cambiar el producto o la relación con mis clientes?
3) ¿Qué hace que acabe siempre de mal humor? ¿Cómo puedo hacer para terminar alegre?
4) ¿Qué hace que esta máquina haga tanto ruido? ¿Cómo puedo modificar su estructura?
5) ¿Qué hace que este proceso sea tan lento? ¿Cómo lo puedo diseñar de otra forma más rápida?
6) ¿Qué hace que mi hijo saque malas notas? ¿Cómo puedo ayudarle a solucionar ese problema?
7) ¿Qué hace que siempre llegue tarde? ¿Cómo puedo hacer para llegar a tiempo?
8) ¿Qué hace que los demás no comprendan lo que siento? ¿Cómo puedo hacer para cambiar la forma de transmitir mis sentimientos?
9) ¿Qué hace que no me encuentre a gusto en mi trabajo? ¿Cómo puedo hacer para cambiar de trabajo o para hacer que mi trabajo actual sea más gratificante?
10) ¿Qué hace que…? ¿Cómo puedo hacer para…?
Cuando tengas la nueva y mejor alternativa definida, tu cerebro tendrá dificultades para ponerla en marcha. Hasta que no repitas, y repitas, y repitas la nueva alternativa de forma consciente, tu cerebro no se va a dar por aludido. Mientras no abras una nueva ruta neurológica y le hagas comprender a tu cerebro con la repetición que eso es lo que tú quieres, tu cerebro seguirá usando el camino antiguo. Y aún así, en cuanto te descuides, en cuanto dejes de ser consciente de que quieres cambiar, tu cerebro volverá a lo antiguo.
Otra forma muy rápida y efectiva de cambiar la percepción es cambiando las submodalidades. La PNL tiene muchas técnicas que facilitan ese proceso. En PNLNET.COM hay muchos artículos en los que se explica detalladamente cómo trabajar con las submodalidades, por lo que no me voy a extender más aquí.
domingo, 10 de febrero de 2008
Si te pierdes en el bosque, aprovecha para encontrar una nueva senda
Publicado por
Mario Amieva Balseca